Te escapas de mis manos. Te escurres entre mis dedos. Poco a poco te difuminas, te diluyes...

Tu pensamiento cada vez más fuerte, tu presencia cada vez más débil...

Te pienso, te escondes. Te anhelo, huyes.

Tus miedos, mi impulso. Mi impulso, tus miedos...

Tu refugio mi hogar, mi hogar tu anhelo...

A veces...

Me gusta besarte, besar tu nariz, que mis dedos acaricien tus labios, acariciar tu oreja...

Me gusta estar entre tus brazos, sentirme a salvo, jugar con tus labios...

A veces me pongo tontita...

miedos...

Toco tus miedos,

los acaricio apenas,

no les doy de comer,

ni los mato de sed.

Tus miedos son bienvenidos

porque vienen contigo.

Carlos Salem.