viernes, 16 de julio de 2010

De príncipes y cenicientas

Cenicienta conoce príncipe, pero no el azul ni aquel con el que comer perdices (o eso es al menos lo que ella cree) no obstante le gusta el príncipe, se divierte con el príncipe. Llegado el momento éste estima conveniente convencerla de sus intenciones de reencontrase con ella. Cenicienta intenta darle a entender que no es necesaria dicha acción que es consciente de que cuando vuelva a asomar el sol el influjo de la noche pasará, pero insiste, así que al final cede y hay intercambio de dígitos.
Ciertamente el efecto pasó. Llegó la mañana y ella cumplió (siempre cumple sus tratos), sus presagios fueron certeros, el influjo pasó. A ella no le molesta, pero si le indigna el que intentaran convencerla. A ella le supera la falta de educación, y la extraña crencia que aún tienen muchos príncipes de creer que es necesario regalrles los oídos a las cenicientas y hacerlas creer algo que a ciencia cierta saben no sucederán. Estimados príncipes, eso ya pasó a la historia. Pero lo que más rabia le da es que a cuenta de eso, la memoria de su teléfono sea ahora más pequeña, pero no por mucho tiempo.

Saludos mis cenicientas... ^__^

sábado, 10 de julio de 2010

Supongo que muchas veces no nos queda otra que bebernos las ganas, las ganas de escupir a la cara de alguien un par de verdades, de hacer entrar en razón a otro alguien, las ganas de huir, la necesidad de gritar de furia, también como no, las ganas de abrazarte.
Ya hace un tiempo deje de buscarte y en estos instantes me planteo reinicira la búsqueda, sé que estás en alguna parte. Eso sí no te canses, el camino es el que es (que me lo digan a mi!), deja atrás tus complejos. Toma nota, toda España lo ha ido haciendo. Ya no nos da pudor ir ondeando banderas, ni tan siquiera coronar Canaletas gritando "soy español".
Reitero no te canses, sé que el camino pronto llegará a su fin, sé que las ganas que ahora me bebo serán en un futuro no muy lejano la base para un gran homenaje.