Cenicienta conoce príncipe, pero no el azul ni aquel con el que comer perdices (o eso es al menos lo que ella cree) no obstante le gusta el príncipe, se divierte con el príncipe. Llegado el momento éste estima conveniente convencerla de sus intenciones de reencontrase con ella. Cenicienta intenta darle a entender que no es necesaria dicha acción que es consciente de que cuando vuelva a asomar el sol el influjo de la noche pasará, pero insiste, así que al final cede y hay intercambio de dígitos.
Ciertamente el efecto pasó. Llegó la mañana y ella cumplió (siempre cumple sus tratos), sus presagios fueron certeros, el influjo pasó. A ella no le molesta, pero si le indigna el que intentaran convencerla. A ella le supera la falta de educación, y la extraña crencia que aún tienen muchos príncipes de creer que es necesario regalrles los oídos a las cenicientas y hacerlas creer algo que a ciencia cierta saben no sucederán. Estimados príncipes, eso ya pasó a la historia. Pero lo que más rabia le da es que a cuenta de eso, la memoria de su teléfono sea ahora más pequeña, pero no por mucho tiempo.
Ciertamente el efecto pasó. Llegó la mañana y ella cumplió (siempre cumple sus tratos), sus presagios fueron certeros, el influjo pasó. A ella no le molesta, pero si le indigna el que intentaran convencerla. A ella le supera la falta de educación, y la extraña crencia que aún tienen muchos príncipes de creer que es necesario regalrles los oídos a las cenicientas y hacerlas creer algo que a ciencia cierta saben no sucederán. Estimados príncipes, eso ya pasó a la historia. Pero lo que más rabia le da es que a cuenta de eso, la memoria de su teléfono sea ahora más pequeña, pero no por mucho tiempo.
Saludos mis cenicientas... ^__^
es que hay tantas cosas que los principes siguen sin entender...
ResponderEliminarvaya que si...
muchos besos guapa!!