Y sí, quizás cuente con una gran capacidad de autocontrol. Sí, ya viene siendo excesivo.
Porque ese tren que te eligió como destino una vez vuelve a elegirte osada y deliberadamente. Porque las horas a tu lado son más amables, más sencillas, más reconfortantes. Porque ese dichoso autocontrol hace que no extienda mi brazo y acaricie tus dedos, logra que te mire bostezando y que lo único que desee sea arrimarme, reclinar mi cuerpo, apoyar mi cabeza en tu hombro y así, quizás, lograr que ese cansancio te sea más llevadero. Porque lo único que respiro a tu lado son mis ganas y tus miedos, mis intenciones desbocadas y ese olor a sal que inunda mis sentidos con tan solo una mirada. Porque sin saberlo te echo de menos… ¿por qué? quizás porque te quiero.