"Deseaba abrazarla, y pasar lo que quedaba de día junto a ella, pero se despidió, abrió la puerta y se marchó. Desconsolado observé sus pasos por el retrovisor". Eso dijiste mientras lamías tus heridas, implorando compasión, ¿de quién? eso no lo sé. Lo cierto es que tan desconsolada como tú observaste mis pasos, yo los dí, uno a uno, pensando, implorando alguna palabra tuya, deseosa de tener la furia necesaria para dar media vuelta y deshacerlos. Pero no fue así. No me culpes por ello. Mis manos quedaron a la deriva, buscaban un puerto de refugio, pero ese puerto no apareció. Mis ojos se esforzaron por encontrar alguna muestra, algún guiño que dijera no te vallas,no medejes solo. Mis labios timidamente acariciaron los tuyos en una despedida lenta, pausada y sumamente tierna, pero no hallaron respuesta.
No me culpes a mi, yo también deseaba seguir abrazándote, acariciandote, entrelazando mis dedos en tu cabello, y hacerle una jugarrte al tiempo, deternerlo. Pero no fue así.
Aún estamos a tiempo, y ¿a tiempo de qué? dirás, y yo te diré: a tiempo de nada. Detengámoslo. Avanza de manera implacable, va ganando distancia, pero no diluye esperanzas...
No me culpes a mi, yo también deseaba seguir abrazándote, acariciandote, entrelazando mis dedos en tu cabello, y hacerle una jugarrte al tiempo, deternerlo. Pero no fue así.
Aún estamos a tiempo, y ¿a tiempo de qué? dirás, y yo te diré: a tiempo de nada. Detengámoslo. Avanza de manera implacable, va ganando distancia, pero no diluye esperanzas...
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