martes, 22 de septiembre de 2009

Mi desorden es mío!

Cuando de desvariar se trata, a veces, y sólo a veces me ganan. Los desvaríos son míos y quizás por eso los aprecio y valoro tanto. Llevo días, semanas desvariando e intentando razonar, explicar o quizás entender un poco algunos movimientos, palabras, sensaciones y chorradas varias, que al final no llevan a nada.

A todos nos ha pasado. Cuando menos te lo esperas aparece un elemento ajeno y nos desordena la vida, nuestras rutinas, nuestro estómago, nuestra cabeza. Así, de repente parece que todo tiene sentido, o que por el contrario todo carece de ello. En mis experiencias de soltera bastante extravagantes y dignas de ser publicadas, este desorden siempre viene acompañado de unos meses (no más de 3, unos más otros menos) de lo más intensos con su consiguiente escusa y / o explicación del porqué de pronto el desorden deja de ser tal y sin previo aviso ni señal al respecto, me toca a mí ordenar lo que otro con tanta facilidad y sin permiso ha desordenado. Me encantan que me desordenen la vida, pero quizás un desorden más lento y cauteloso, sabiendo que se va desmontando en cada momento, sería de agradecer. Quizás, y sólo quizás, sea yo solita la que ahora mismo se este desordenando. En tal caso el desorden es sólo mío, y recoger lo que uno pone patas arriba, es más rápido, entretenido y no suele dejar huellas.

Me jode tener que recoger lo que otros tiran.

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