Poco a poco se va introduciendo el otoño. En mi isla lo hace con mayor lentitud, con más paciencia, parece que no hay prisa y quizás se deba a esa hora de menos. Poco a poco voy notando como hay más peso sobre mí en la cama ya la sábana no me basta, ahora tengo que tirar de la manta que hasta hace poco pasaba las noches en el suelo, agasajada, esperando su momento, velando mis sueños y brindándome una tímida compañía. Me gusta la lluvía, me encanta el invierno. Ansío tardes oscuras, que digan, que me hablen, deseo sentarme y escuchar a la lluvia. Disfrutar del espéctaculo y cuando cese, salir a la calle, limitarme a oler y que me cogas de la mano...
Qué envidia de clima....
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